de Ojos de Valparaiso / from Eyes of Valparaiso

Océano

Siempre soñó con el océano. Lo que se llama soñar, despierto y dormido. En todos sus sueños, el que fuera, incluyendo pesadillas, estaba el océano. A veces no se veía, en el sueño, pero allí estaba, en alguna parte. En otros, volaba sobre él y en otros, viajaba sumergido por sus indescifrables aguas. Sin embargo, sucedió que un día se fue a vivir frente a las olas, y tuvo la ocurrencia de nadar mar adentro todos los días. Entonces, el océano, con sus mareas, se le introdujo en el cuerpo. Y desde entonces, cada vez que se iba a dormir, ya no sentía la cama, sino que flotaba entre la musculatura oceánica. Y ahora ya no sueña con el océano porque lo tiene dentro.

He always dreamed of the ocean. You could say constantly dreamed, daydreaming or asleep. The ocean was there, in all of his dreams, even nightmares. Sometimes it wasn’t visible, in the dream, but it was there somewhere. In others, he flew over it, and in others, traveled submerged through its indecipherable waters. It so happened, however, that one day he went to live across from the waves, and had the thought to swim daily in the sea. Well, the ocean and its tides  found their way into him, too. And ever since then, when he went to sleep, he no longer felt the bed, but felt himself instead floating on the ocean’s muscles. He doesn’t dream of the ocean anymore because it’s now inside him.

Organillero

Esta chica, de doce y de quien no sabremos su nombre, está convencida que el organillero es un mago al sacar aquella soleada música de la caja y que su loro, puede hablar debido a un pacto que ha hecho con un pirata. Es fin de semana y con sus padres, han venido a Valparaíso de paseo tras la insistencia de ella. Ellos, sus padres, han estado desde hace un tiempo en conversaciones para llevar a cabo la separación y esto, a esta chica la tiene con una tristeza oceánica. Entonces, piensa, o más bien siente, que si los tres empiezan a venir a Valparaíso en busca del organillero, éste les terminará traspasando su magia para que estén siempre juntos. Y en estos instantes, sopla su remolino pidiendo el primer deseo.

This girl, twelve years old, her name unknown to us, is convinced that the organillero is a magician, to conjure that sunny music out of the box, and that his parrot can talk because of a deal struck with a pirate. It’s a weekend when she and her parents have come to Valparaiso because she insisted on it. They – her parents – have been talking for some time about going through with a separation, and this fills her with sadness as vast as the ocean. But then, she thinks, or actually feels, that if the three of them start coming to Valparaiso to see the organillero, his magic will eventually rub off on them, so they’ll always be together. At that very moment, she blows on her pinwheel and makes the first wish.

Hermanos

Al salir lo primero que hace es encender un cigarrillo y escupir sobre la calle. Son las siete de la mañana de cualquier día. Después piensa con todas sus fuerzas en su hermano enfermo, el que no puede levantarse. Luego camina, calle abajo, con una calma de otro mundo que cualquiera se quisiera. Es otoño y es Valparaíso también. Trabajar de nochero en un hotel no es lo más bonito del mundo, pero qué más da, peor es andar por ahí viendo cómo sacar algo de plata en esto o lo otro, de allá para acá. Y camino a su casa, se mete a la panadería, una de las pocas abiertas a esa hora en la ciudad, y compra pan para el desayuno, un poco de jamón, queso y un paquete de galletas bañadas en chocolate. En la calle nuevamente, lo primero que hace es encender otro cigarrillo y escupir sobre la vereda, abrigándose con las solapas de la casaca. Entonces, cuando la luz del día empieza a asomarse por todos lados, entra a la cocina, deja la bolsa e inmediatamente se va hacia la pieza de su hermano, que en ese momento, como cada mañana a esa hora, ve la televisión. Y se recuesta en su cama, con cuidado, a su lado, preguntándole, ¿qué ves? No sé, una película o quizá las noticias, ya me pierdo, responde. Luego, hay un silencio de dos segundos que podrían ser dos semanas o diez años en que ambos miran hacia la televisión. De piedra. Y antes que salga el sol del todo, mete su mano en el bolsillo de la casaca sacando el paquete de galletas diciéndole, sin dejar de mirar la tele un instante: te traje esto. Dos minutos después, así, vestido  aún y sobre la cama, se queda dormido.

Stepping out, the first thing he does is light a cigarette and spit into the street.  It’s seven in the morning on an ordinary day. He thinks intently about his sick brother, the one who can’t get up. He walks down the street, with a calm about him that’s almost unearthly and most would envy. It’s autumn and it’s also Valparaiso. Working the overnight shift at a hotel is not the most glamorous job in the world, but, no matter, it’s not as bad as bouncing around trying to figure out how to make some money somehow, here and there. On his way home, he stops into the bakery, one of the few open at this hour, and he buys bread for breakfast, a bit of ham, cheese, and a pack of chocolate covered cookies. Outside again, the first thing he does is light another cigarette and spit onto the sidewalk, pulling up the flaps of his jacket for warmth. And just as daylight is beginning to peek into everything, he walks in through the kitchen, sets down the bag and goes straight to his brother’s room, who, like every morning at this time, is watching tv. He lies down on the bed, carefully, next to him, asking, what are you watching?  Don’t know, a movie, or maybe the news, I can’t follow anymore, he answers. Then, a silence that seems like two seconds that could be two weeks or ten years, both of them looking at the tv. Stone like. And before the sun is completely up, he puts his hand into his jacket pocket and brings out the pack of cookies, without for an instant taking his eyes off the tv, saying, I brought you this. Two minutes later, still fully dressed, upon the bed, he falls asleep.

La señora Flora

En la casa verde cítrica, vive la señora Flora. Si tiene que ir al plan de compras, lo hace en las arañas trepa cerros. Al bajar, espera la amarilla, según ella, porque es el color de la esperanza y cuando sube, siempre toma la celeste puesto que está convencida que es la que la llevará hasta el infinito. Convive con diecinueve gatos, trece espejos y un fantasma. Le obsesionan las partitas de Bach. Su ropa interior es blanca. Si le dan a elegir una fruta prefiere lejos la sandía. Hace no mucho escribe sus memorias. Colecciona objetos de vidrio en miniatura. Se lava los dientes con meticulosidad por la madrugada y al acostarse. Por estos días está leyendo obsesivamente a Walser, hasta que desaparece la luz del día. Entonces, deja el libro sobre la mesa en medio de la penumbra, va hasta la ventana que mira al norte, la abre y él entra. La señora Flora. Apaga la luz cerca de las once y se levanta antes de las siete.

Mrs. Flora lives in the lime green house. If she has to visit the shops, she does so on the so-called “spiders” that climb the hills. On her way down, she waits for the yellow one, she says because it’s the color of hope, and on her way up, she always takes the light blue one, convinced it will take her to the infinite. She lives with nineteen cats, thirteen mirrors and one ghost. She’s obsessed with Bach compositions. Her undergarments are white. If given a choice of fruit, her favorite is watermelon by far. She’s recently begun writing her memoir. She collects miniature glass objects. She brushes her teeth meticulously, morning and night. These days, she’s reading Walser compulsively, until the light of day fades away. Then, she sets the book down on the table in the dimness, goes to the window that looks north, opens it, and he enters. Mrs. Flora. She turns the lights off around eleven and is up before seven.

Un día perfecto

Hoy es un día perfecto. Al meterme a la ducha a las siete de la mañana reparé que habían cortado el gas y me tuve que bañar con agua fría. Por supuesto después no pude beber mi café como menos desayunar y cuando salía de la casa, cerré mal la puerta quebrando la llave dentro del cilindro. Ya en la calle y al subirme a la bicicleta, pinché la rueda trasera teniendo que ir de urgencia a repararla en donde todo a esa hora estaba cerrado. En la espera perdí dos trabajos, me llamaron de otro y cuando por fin iba de camino, me asaltaron robándome todo el dinero que llevaba salvo la bicicleta. Con las rodillas rotas y el ojo izquierdo hinchado, me topé de frente con una marcha estudiantil teniendo que salir de ahí corriendo antes que la policía me cayera encima. Y cuando estaba por llegar a mi destino, noté que iba con una hora de retraso por tanto todo era inútil hasta que a mis espaldas, escuché mi nombre y al voltear, vi que eras tú.

Today is a perfect day.  When I stepped into the bath at seven this morning, I realized the gas had been shut off and I had to take a cold shower. Then, of course, I wasn’t able to have coffee, much less breakfast, and when I was leaving the house, I didn’t shut the door properly and the key broke inside the lock. Already out the door, as I got on my bike, the back tire went flat and needed urgent repair but the shops were still closed at that hour. While I waited, I missed out on two jobs, got called for another, and when I was finally on my way, I was mugged for the cash I carried, but my bike was spared. With my knees busted up and my left eye swollen, I rode head-on into a student street protest and had to speed the heck out of there before the police descended on me.  And when I’d nearly made it to  my destination, I realized I was an hour late, and that it was pointless, until, behind me, I heard my name, and when I turned around, I saw it was you.

Jorge Oyarzún Sardi and Claudia Nuñez de Ibieta

What is the significance of this work to you? ¿Cuál es la importancia y el significado de esta obra para tí?

Sardi: Esta serie de relatos y cuadros pertenecen a un libro titulado Ojos de Valparaíso, un puerto chileno en donde viví casi tres años retratando y escribiendo a diario la vida de sus personajes y los colores de la ciudad. Antiguamente, la pintura que sobraba de pintar los buques, era repartida entre los marineros para que pudieran pintar sus casas, lo que derivó con los años en pintar las casas multicolores para que así los tripulantes de los barcos pudieran ver a la distancia que estaban llegando al puerto. Entonces cuando llegué a vivir allí, como además hago fotografía, lo primero que hice fue dar largas excursiones programadas por sus cerros fotografiando todo lo que me llamara la atención de su arquitectura para después, en su revisión de cada jornada, llegar a comprender que si quería pintar Valparaíso, iba a tener que escoger un estilo que se adecuara a su particular luz, forma y colorido. 

This series of stories and paintings belong to a book titled Ojos de Valparaiso (Eyes of Valparaiso), after the Chilean port town where I lived for nearly three years, painting and writing daily about the lives of its characters and the colors of the town. In the past, the paint that was left over from painting the ships was given to the sailors so they could paint their homes, leading over time to the multicolored hues of the houses to help the crews aboard the ships see from afar when they were coming to port. So when I went to live there, and since I also enjoy photography, I immediately began planning and taking long walks up and down its hills, taking photos of every architectural detail that caught my eye, to realize later, when reviewing the day’s images, that if I wanted to paint Valparaiso, I’d need to choose a style appropriate to its specific light, shape and colors. 

Claudia: Las curvas ondulantes y la geometría de color vibrante del Valparaíso de Sardi, junto a las historias que él mismo conjura forman en apariencia algo quimérico. Pero si conoces este antiguo puerto y pueblo, sabes que cualquier cosa es posible. Así, como por encanto, somos transportados breve y asombrosamente ahí. Es ayudar a que los delicados momentos de cada “cuento-cuadro” (así los llamo yo) puedan ser vistos por más lectores, volar más lejos, como parecieran buscar, y alzarse sobre el puerto y sus cerros, para siempre regresar a Valparaíso.

The undulating curves and the bright color blocks of Sardi’s Valparaiso and the stories he springs to life form what seems quimeric. But if you know this old port city, you know anything could be true. And, as if by enchantment, we are briefly and wonderfully there. I appreciate that the delicate moments revealed in each “storypainting” (as I think of them) can reach more viewers, as they seem destined to fly, above and away over the port and all of its hills, and always return to Valparaiso.

What is the significance of the form for this work? ¿Cuál es el sentido de la forma de esta obra?

Sardi: La mirada, el punto atento tanto intelectual como lo que se trae en lo íntimo desde niño, desde el aprendizaje y ponerlo ahí, fue aparentemente simple, sin adornos, aunque tangible a cualquiera.

The gaze, its attention set, both as intellectual practice and with what is carried inside from boyhood, from learning to putting it there, was apparently simple, not adorned, but tangible to anyone.

Claudia: ¡Y el cuento! Podríamos decir que el cuento traduce al cuadro. Y, que traducir los cuentos al inglés invita a sus hablantes en cualquier parte, como así también a los muchos viajeros  internacionales que visitan el puerto, a disfrutar estos retratos y enriquecer su experiencia imaginativa de esta particular localidad.

And the story! We could say the story translates the painting. Translating the stories into English invites its readers anywhere, as well as the many international travelers who visit Valparaiso, to enjoy these vignettes and deepen their imaginative experience of this very particular place.

What was the process for creating this work? ¿Cuál fue el proceso para la creación de esta obra?

Sardi: Suelo escribir o pintar a cualquier hora, sin embargo, para este proyecto, pintaba con luz día cerca del amanecer apoyado muchas veces con lámparas eléctricas, pero siempre, siempre, escribí de noche como también, en todo momento escuchando a Bach, Keith Jarrett, Händel o las partituras de Beethoven. La mayoría de estos relatos fueron escritos apoyados en el cuadro al finalizarlo. Es decir, mientras trabajaba en el cuadro, ya iba ideando la estructura y forma del cuento, aunque no su historia completa.  

I mostly write or paint at any time, but for this project, I painted by daylight, around daybreak and many times assisted by electric light, but I always, always wrote at night, and always while listening to Bach, Keith Jarrett, Händel or Beethoven’s works. Most of these stories were written against the backdrop of the finished painting. That is to say, as I’d work on the painting, I’d imagine the structure and shape of the story, though not the whole line.

Claudia: Al conocer a Sardi como amigo desde hace años, su voz me es familiar ahora, como para sentirme capaz de traducirle. Aunque mi trabajo no es doble, siento que este proyecto me recompensa doblemente. 

Knowing Sardi as a friend of many years, his voice is familiar now to a point where I feel I can translate him. Though my work isn’t doubled, this project feels doubly rewarding to me! 

Jorge Oyarzún Sardi is a Chlean-Italian artist currently living in Spain. He studied literature at the Universidad de Chile in Santiago, before relocating to the country’s central coast. While teaching and leading community writing workshops there and publishing his first two collections of stories, Caja de Alambres and Cirugía Plástica, Sardi also began painting the scenes that inspire his short fiction. His paintings can be found throughout galleries in Valparaiso, soon to be followed in Spain. He can be reached at joyarzuns@gmail.com

Claudia Nuñez de Ibieta is an English/Spanish translator who majored in history. She has translated historiography of the Americas, journalism, poetry and short fiction. Her most recent work can be found in publications by the Academy of American Franciscan History, Tripwire Journal, and  fiikbooks. A bookseller for over ten years at her city’s local Indy bookstore and a bookmaker with Phoenix Cartonera Collective, she grew up in Los Angeles, California, and Santiago, Chile and has been settled in Tempe, Arizona for the longest time. She can be reached at nunezdeibieta@gmail.com

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